CANGAS DEL NARCEA.- Mallando en Limés trillando en Castilla

Puede que los lectores de este blog de más allá de Leitariegos o el Rañadoiro al leer este titular piensen que en esta localidad, Limés,se está procediendo a armar con cota de malla a su vecinos por el aquel de que puede sobrevenir algún imaginario ataque con lanzas y espadas. Y es que el Diccionario de la Real Academia de la Lengua señala que mallar es verbo transitivo que define como “armar con cota de malla a alguien”. “Hacer malla”  y  también como “tr. Ast. y Sal. Majar”

Buscamos “majar”: “Deshacer o moler una cosa que tiene algo de humedad aplastándola o desmenuzándola”. “Tr. Golpear en la era el trigo, el centeno, el lino, los garbanzos, etc., con el manal o mayal, para separar el grano de la paja”.

Y por el aquel de aclarar buscamos también “manal o mayal”, y nos dice que  “el mayalmanal o malle es un instrumento tradicional  agrícola utilizado para la trilla de cereales. Está compuesto por dos bastones unidos por correajes o cadenas; generalmente el bastón, más largo y delgado, sirve de mango, el más corto y grueso se usa como maza  para golpear el montón de cereales recién segados o las legumbres. En España se utilizó sobre todo en las zonas del norte y en áreas montañosas, ya que en el resto se  prefería el trillo.

Vemos pues que lo que muchas veces creemos poco menos que patrimonio único de determinadas no ya regiones, sino comarcas o localidades, viene a ser  patrimonio general cultural y agrícola de muchísimas partes de España.

Pero aclaraciones no quitan valores y, tras recordarles que mallar es golpear el trigo o el centeno con un mayal, y que  de ahí surgió el nombre para la máquina que vino a reemplazar estar tarea humana: la malladora; hemos de resaltar aquí  como el pueblo de Limés, en este concejo de  Cangas del Narcea, supo revivir una  mallada de trigo de las de no hace tantos años. De buena mañana, el inconfundible sonido de la malladora se colaba entre las casas haciendo revivir tiempos pasados, aquellos en que estas máquinas viajaban contratadas de pueblo en pueblo desgranando el trigo de la paja de este o aquel vecino, en un trabajo colectivo que requería y aún requiere, en los pocos en que se realiza, de numerosas manos para llevarse a cabo. Y en Limés se volvió a vivir una mallada de verdad, de la de casa de toda la vida. La organizó Casa El Chongo, que reunió a un grupo de vecinos y amigos para pasar las facinas de trigo por la malladora, recoger el trigo y empacar la paja.

Manolín, de la citada casa, se propuso tras la pandemia, recuperar el proceso artesanal de hacer pan en su pueblo natal, Sus compañeros de asociación, la de Vecinos de la Parroquia de Limés, vieron con buenos ojos incluir en su calendario anual esta actividad, y hace unos días,  por segundo otoño consecutivo, volvieron a repetirla con éxito, gracias a la antigua malladora de Manolín y a su parcela en la que  plantaron trigo la pasada primavera que después segaron juntos en septiembre.

“Prestaría que más jóvenes colaborasen para que la asociación perdure”, comentaban los ocho paisanos jubilados que pusieron el acto en pie mientras separaban la espiga del grano, con sumo cuidado.

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R. Mera