Veinticinco años del euro

El pasado uno de enero se cumplían veinticinco años de la entrada del euro en nuestras vidas. Si el tango dice que “veinte años no es nada” convencido estoy que para muchos, tampoco lo son veinticinco. Para otros tantos, por el contrario, sí son muchos. Y así se lo confirmarán los que entonces rondaban los cincuenta más o menso y ahora contabilizan setenta y cinco. Es la relatividad del tiempo que cada uno vive.

Y es que ,amigos, el día uno de enero de 1.999 desaparecía oficialmente la peseta y entraba en vigor una nueva moneda, el euro, cogiendo a muchos a contrapié, a oíros tantos en reticencias y mosqueos, y a otros más totalmente despistados. Para la adaptación se dio un tiempo en el cual convinieron ambas monedas.

Un euro eran 166,66 pesetas al cambio lo que complicaba menormente los cálculos para que la mente estableciese el valor real de las cosas. En muchos casos, entre el pueblo, se estableció el valor un euro igual a una peseta y ello llevó a errores tremendos. En otros lugares, especialmente en los bares, se redondeó al alza en la creencia de que un céntimo de euro era como uno de  peseta cuando en realidad era más de 1,50 pesetas. En la ferias fue quizás en uno de los lugares en que más se tardó en acomodarse a la nueva nomenclatura monetaria. El valor de cada res se pensaba siempre en pesetas y luego se realizaba el cálculo en euros. Igual se hacía con los precios altos de las cosas como pisos, coches, tractores…Entre los más mayores, en muchos casos, aún se sigue haciendo; al cerebro le cuesta mucho  identificar la realidad de los precios  establecida durante toda una vida a una nueva moneda. Eso de que de un día para otro un millón de pesetas se quedaba en 6.000 euros o viceversa era muy difícil de asimilar así, de regente. El paso de los años se ha encargado de ir modulando todo  e incluso no sé yo si no habrá ya más población que no tiene ya ni idea de la peseta que aquellos que la conocimos y con ella calculamos  más años que llevamos haciéndolo con el euro. Y es que ahora, veinticinco años después es la moneda de 20 países y de cerca de 350 millones de personas y representa casi una quinta parte de las reservas de divisas conocidas en el mundo. Recordemos como curiosidad que el billete de 500 euros fue apodado como “el invisible” pues constaba que existía pero casi nadie lograba verlo y menos aún tenerlo. Era el favorito de mafiosos,  especuladores y contrabandistas En 2019 dejo de producirse.

La existencia de la monda única europea no ha cambiado el dominio del dólar como esperaban los más ambiciosos pero el euro se ha afianzado en el segundo puesto del escalafón global de monedas y se ha consolidado no solo como valor seguro sino también como modo de vida de 20 países y 350 millones de personas como ya henos señalado. El principal peligro que le acecha es la inmensa deuda de las economías del mismo euro superior en el cien por cien de la producción económica de países como Grecia e Italia y otras al límite como la española que continúa creciendo sin control alguno. Nos hemos endeudado ya al menos para dos generaciones.

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R. Mera