Menos normas y trabas para dinamizar el mundo rural

Menos normas y trabas para dinamizar el mundo rural

Según ha señalado Belén Liste, directora de la Oficina de Desarrollo Local en Cangas del Narcea  al diario El Comercio, cualquiera que se

llegue a esta zona con la idea de quedarse a vivir y trabajar en la misma “ no debe mirar el medio rural desde un prisma urbano”. Asegura que se puede vivir en el mismo, y con calidad de vida, como ha demostrado la pandemia. “Que si aborda un proyecto de emprendimiento se le acompañará en todo el proceso. Que emprender en el medio rural debe ser concebido como un proyecto vital, es algo más que abrir un negocio, es también vivir de forma diferente a la ciudad”.

Belén resalta que no solo es “abrir un negocio” sino que el traslado conlleva todo un proyecto vital que ha de afrontarse desde la propia óptica rural”.

Se muestra muy rotunda y directa con respecto el clamor desde el mundo rural con respecto las normas excesivas y su rigidez, Belén cree que “la simplificación y la reducción de cargas administrativas es un clamor de todos, incluso de la propia Administración. En ocasiones reducir trámites y simplificar procesos es más fácil de lo que imaginamos, pero es necesario poner negro sobre blanco y aplicarlo. En la era de las nuevas tecnologías no tiene sentido las vueltas burocráticas que tienen que dar el emprendedor rural. O quizás sea que lo difícil es hacer las cosas sencillas. Es necesario simplificar, flexibilizar trámites y normas, como, por ejemplo, la concesión de licencias de obras y actividad, la obtención ayudas, la tramitación de permisos, autorización y registros, etcétera. Si la complejidad burocrática ahoga la actividad económica en la ciudad, en el medio rural la anula por completo”.

“La simplificación y reducción de cargas administrativas es un clamor de todos”

 No se trata simplemente de “abrir un negocio” sino que el traslado al campo conlleva todo un proyecto vital que ha de afrontarse desde la propia óptica rural”.

No obstante, su gran conocimiento de la zona y su circunstancias la llevan a afirmar que “revertir la situación demográfica es, cuando menos, difícil, paliar el impacto sería recomendable y hacer de la necesidad virtud, la mejor opción. Sin caer en la complacencia, las posibilidades de futuro deben de ir ligadas al mantenimiento de los servicios, la actividad económica y el empleo. Para ello se requiere inversión y compromiso por el medio rural, anticipándose o adaptándose al cambio de modelo productivo y a la situación demográfica”

Asegura que “el reto es generar actividad económica en un momento de cambio de modelo productivo, lo cual en una comunidad rural podría ser complejo, pero se podría abordar flexibilizando el emprendimiento en el medio rural y facilitando el acceso a la tierra y su aprovechamiento. Es preciso abordar dos cuestiones fundamentales: la adaptación de la normativa urbanística y de ordenación territorial a la situación del medio rural, y estimular el acceso a la tierra a través del saneamiento y clarificación de la propiedad del campo y el monte, que facilite el relevo generacional y evitando convertirse en territorios yermos, infrautilizados o, en el peor de los casos, abandonados definitivamente.

“Aún estamos a tiempo de salvar riquezas culturales que estamos en riesgo de perder”

Por otra parte quiere resaltar que aún estamos a tiempo de salvar riquezas culturales que estamos en riesgo de perder ya que, asegura, “hay gente joven que ya ha asumido algunos de esos oficios y saberes, sirva como ejemplo Alberto, de Miel Outurelos; Víctor, cunqueiro de Trabao, o Verónica y Raúl, con la cerámica de Llamas del Mouro.Es cierto que otros languidecen y pueden perderse si no hay relevo.

Queremos jóvenes que aprendan los viejos oficios para que el saber hacer no se pierda

Hace años desde el grupo se realizó una serie de documentales sobre oficios rurales ‘Guardianes de la cultura rural’. Algunos de ellos ya no están. Queremos jóvenes que aprendan el oficio de ferreiro, de cesteiro, que conozcan las técnicas de teitado, etcétera, al menos para que el saber hacer no se pierda. Tenemos algún proyecto previsto con este objetivo. Preocupa el patrimonio arquitectónico y etnográfico, que generación tras generación se pierde, por desuso, abandono y por las dificultades, en muchas ocasiones de identificar su propiedad o por la complejidad hereditaria”.

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R. Mera

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