Cangas del Narcea: La parábola de los niños-concejales

Jesús, allá en Palestina, enseñaba mediante parábolas. Permítanme hoy que, salvando las distancias, explique a ustedes como son los plenos en Cangas del Narcea mediante esta simbólica didáctica.  Ya saben: las parábolas son relatos tomados de la naturaleza o de las propias relaciones humanas que buscan el dar a comprender verdades difíciles de captar. Ea, pues: 

13131876-ilustracion-de-los-ninos-jugando-en-el-patioEl pleno cangués es semejante a un patio de colegio con más barullo que disciplina y conocimiento.Aquel día, José Manuel acudió a la maestra gritando:

-¡José Luis está robando las canicas del Colegio y dice que se las ha ganado!

-¡Es mentira!, contesta aquel poniéndose rojo. Cojo las que son mías y él, cuando era responsable del patio, cogía muchas más, y encima también las repartía entre sus amigos

-¡Mentira maestra!, eso es lo que hace él ahora, reparte, reparte y se queda con la mejor parte; argumentaba José Manuel.

Begoña levantó la mano tímidamente.

-Anda cuéntalo, bueno mejor léelo, dijo José Luís

-Aquella se puso a leer un papel con continuos cortes, silencios, parada y marcha atrás, ante la desesperación de unos y otros que no lograban enterarse de nada. José Luís, que conocía el percal, le preguntó con sibilina sonrisa:

-¿Y eso que quiere decir?. Explícanoslo

– Pues eso, lo que he leído, que las canicas estaban, pero eso ya lo he leído y está claro, que las canicas son las canicas. Al menos eso es lo que dice el papel, argumentaba Begoña trémula……

Después de andar de corro en corro sin saber en cual quedarse de forma que la dejasen ser líder de algo, Mónica, que estaba en todas las salsas, acude a la carrera para intervenir en la discusión.

-¡Sí maestra, José Manuel se llevaba las canicas a puñaos!.

-¡Y tú!, y tú también cogías canicas de la cesta del colegio, y entonces no protestabas, todo te parecía bien y te apuntabas a la rebañina!, y ahora también sigues cogiendo; respondió aquel ante la acusación.

– Maestra, Mónica se lleva solo las que le corresponden, las que gana, las que le pertenecen según el tirularilo y el porquesí del reglamento del patio, y del centro, y hasta el de la parroquia si me apuran, peroraba José Luís ejerciendo de responsable de patio y leguleyo de ocasión.

Como apreciase que no tomaban muy en cuenta sus fundadas opiniones señaló alzando la voz:

-¡Que la secretaria del Centro lea el reglamento!, dictó  como si invocase a los demonios del averno.

-La secretaria acudió presta y con voz monótona, monocorde y monotonal, comenzó a leer algo que sonaba así a los niños: “De-acuerdo-con-el plastium-del-reglamento-en-relación-con-el-sicordio-de-la-plastilina-de-la-justicia-invocada-podrán,-tanto-el-que-da-como-el-que-pide-o-el-que-se-queda-con-todo,-dar-la-vuelta-para-poder-ir-sin-ir-y-volver-sin-haber-salido-de-modo-que-el-que-esté-venga-y-el-que-se-vaya-quede;-de-ese-modo-la-justicia-queda-salvaguardada,-especialmente-si-lo-que-se-guardan-son-las-canicas,- bla…bla…bla

La lectura actuó como somnolienta medicina y los chicos fueron callando sin hacer ya más comentarios. Hasta que llegó balanceándose Ángel Luís. La mayoría de las veces ni los niños ni la maestra se enteraban muy bien de lo que decía:

-Sí maestra, José Luis se lleva las canicas y no reparte, y yo quiero ser médico, y como quiero ser médico seré médico y entonces todos estos niños tendrán que decir que soy médico, y José Manuel también se lleva canicas, y así las canicas podrán mezclarse con la peonza y todos jugaremos, y Cuervo también tienen canicas, aunque eso sí, en el juego yo seré el médico, porque ya sabe usted que yo quiero ser médico…

Como aquello no tenía visos de nada, pasaron de la maestra y se dedicó cada uno a repetir una y otra vez el mismo argumento y el “más eres tu” continuado. Al final, cada uno cogió todas las canicas que pudo ante la perplejidad de los demás niños y de cuantos esto vieron y oyeron.

 En esta parábola, la maestra es el pueblo de Cangas; el patio el salón de sesiones y los niños nombrados los portavoces de los partidos. El resto de niños o concejales da igual que estén en el patio que en la braña, nadie se enteraría

Y así el que tenga oídos para oír que oiga y el que tenga ojos para ver que vea.

 Crónica emitida en Onda Cero de Cangas del Narcea, el lunes día 29

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R. Mera

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