CANGAS DEL NARCEA.- El Arbolón, crónica indirecta

CANGAS DEL NARCEA.- El Arbolón, crónica indirecta

Ya saben mis lectores que, este año, por precauciones físicas no acompañé a los que van a buscar el Arbolón y ni tan siquiera acudí a recibirlos. Es por ello por lo que no tuvisteis en tiempo la crónica del acontecimiento. Bien que lo siento.

De todas formas no varió prácticamente en nada en la que año tras año se repite y que, precisamente esta constancia, es la que permite la pervivencia de la tradición.

Y es aquí precisamente donde se produce un hecho que, al menos yo no recuerdo haber vivido. Más allá de Corias, a unos cuatro kilómetros de la villa, los porteadores hasta allí desplazados echan abajo el árbol que ya había sido ojeado y señalado previamente. Es recto y apunta que da la medida necesaria para sobrepasar la espadaña de la ermita del Carmen. Gritos, órdenes, y el árbol termina en la carretera. Es muy recto. La miran y lo remiran. Le miden con pasos. No están conformes. Nuevas discusiones, intercambio de opiniones y convienen que es pequeño. Abajo otra vez y a cortar otro. Le suben de nuevo a la carretera y lo miden: unos 22 metros y con buena presencia, alto, esbelto y con suficiente grosor. La copa está intacta. La atan con cuerdas para protegerla y que no rompa en el camino. Pesa unos 2.000 kilos

Llegada a las almenas

Una, dos y tres. Árbol al hombro y camino de Corias y de Cangas cumpliendo con todos los protocolos de ¡vivas! y de paradas para repostar.

Frente a los Juzgados, antes de tomar la Calle Mayor rumo a la plaza del Conde de Toreno, los gaiteros esperan para amenizar el tramo que discurre por el centro de la villa. Cinco horas más tarde de su partida el árbol se encuentra ya junto a la ermita. Seguidamente se inicia la complicada tarea de izarlo y fijarlo. Por cierto, muy poco gente para recibirlo tanto en Ambasaguas como en las Almenas.

Cierra el protocolo el joven Miguel Menéndez que, tras escuchas múltiples consejos e instrucciones de los veteranos, con la corona de flores que ha confeccionado las mujeres de la Mecha sujeta a su cuerpo, sin ninguna protección, trepa con ella hasta a la copa donde la fija.

Se desatan las emociones, suenan los aplausos y todos se despiden hasta el año que viene

Llegada a Ambasaguas
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R. Mera

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