De cuando el carbón también se sacaba en los chigres (IV)

De cuando el carbón también se sacaba en los chigres (IV)

Primera Estampa: https://www.deaceboyjara.com/2022/02/22/de-cuando-el-carbon-tambien-se-sacaba-en-los-chigres/

Segunda Estampa: https://www.deaceboyjara.com/2022/02/23/de-cuando-el-carbon-tambien-se-sacaba-en-los-chigres-ii/

Tercera Estampa https://www.deaceboyjara.com/2022/02/24/de-cuando-el-carbon-tambien-se-sacaba-en-los-chigres-iii/

A la memoria de Potolo que nos dejó demasiado pronto

Como quiera que no deseo que este artículo se les haga demasiado largo, y dada la experiencia que en este tipo de publicaciones he adquirido a lo largo de los años, prefiero mostrárselo en cuatro estampas (El entorno, El personal, El tajo y la rampa en la barra y Agua contra el polvo) dado que he comprobado que es mucho mayor el número de lectores que se acercan a los escritos cortos que a los largos. Deben de ser cosas “de la modernidad”

Agua contra el polvo

Para que se ambienten los lectores más jóvenes e imaginen la situación señalaré aquí que, del camarero al último cliente, allí se fumaba sin parar por lo que cuando, ya dejada bastante atrás la media noche, el ambiente se encontraba cargadísimo de humo contribuyendo ello a ambientar más la sensación de encontrarnos realmente en una explotación minera.

Tal es así que en una ocasión, cuando el reloj marcaba ya casi las dos de la madrugada y el carbón salía de la barra y servilletas con una producción endiablada y un rendimiento por picador casi estratosférico, de pronto, y produciendo gran susto y alboroto, comenzó a caer agua en el local sin que lloviese en la calle ni hubiese gotera alguna.

Potolo había entrado en la cocina y cogiendo una manguera que se encontraba sujeta a un grifo abrió el mismo, sacó la manguera, y soltando un chorro más que regular comenzó a regar el suelo con esporádicos movimientos hacia las cabezas del personal.

Saltos, amagos de carreras, pasos hacia atrás y cientos de tacos e  improperios dirigidos a Potolo quien, impávido, cortó el agua con suma tranquilidad.

-¡Coño!, ¿qué queríais? ¡No os dabais cuenta la polvorera de carbón que teníais armada! Y sin regar la galería en toda la tarde .¿Es que queríais terminar todos en Silicosis, en Oviedo?. Allí no hay cubas.

Esta salida provocó otra ristra de improperios, esta vez muchos de ellos cargados de humor y que, uno detrás de otros, los clientes fuese abandonando el local mientras Xipón protestaba sin parar ante lo ocurrido

-Tenéis toda muy mala educación, y la culpa la tengo yo por aguantaros. Y terminaba con su frase favorita. Total pa´lo que se gana, un día tras otro pierdo, pierdo y a´pierdo.

En la lejanía sonó el reloj de la iglesia marcando las tres de la mañana.

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R. Mera