CANGAS DEL NARCEA.-Buscando a Jovino en días de vendimia

Es más que seguro que muchos de usted se sorprendiesen ayer jueves, día 12,si se encontraron por la calle a grupos de cangueses ataviados al estilo del siglo XVIII deambulando un tanto despistados de aquí para allá sin un rumbo muy definido.

. No se preocupen que yo se lo explico:

Resulta que por estas mismas fechas, pero allá en 1.796, don Gaspar Melchor de Jovellanos, Jovino para los amigos, acudió a una vendimia en Cangas. Y muy amigo él de visiteos, cumplidos, besamanos y largos paseos hasta Corias, resultó que debió de despistarse al doblar alguna esquina e inconsciente, o quizás conscientemente, vete tú a saber, el prócer se despistó y sus amigos cangueses hubieron de salir en su busca.

Por vete tú a saber que complicados designios del destino, los hados, las brujas o los meigas -que haberlas haylas- la situación se está repitiendo en este año y nuestro Jovino se encuentra desaparecido. Las malas lenguas apuntan que no debe hallarse muy lejos de la Plaza de la Refierta a uno de cuyos portales, apuntaban los cotilleos de la época, que también tenían su “Sálvame” solía acudir en los atardeceres de aquellos días otoñales que permaneció en esta villa.

Y por eso hoy, como entonces, se encontrará usted por las calles de Cangas a D. Rodrigo Antonio González Cienfuegos y Velarde, VI Conde de Peñalba; y la condesa Dª María Bernarda Carrio y Argüelles Miranda. Y a su administrador D. Manuel Menéndez Flórez, conocido como “El Abogado”

Al V Conde de Toreno, D. Joaquín José Queipo de Llano y a su esposa Dª María Antonia Bernaldo de Quirós. A D. Antonio Queipo de Llano y Bernaldo de Quirós, hijo de los condes, teniente de fragata de la Real Armada; canónigo de la Santa Iglesia Catedral de Oviedo y Arcediano de la Metropolitana de Santiago de Compostela. Poca broma con él a pesar de que Jovino lo definiese como `gran bailador y bromista¨.

A Ignacia, conocida como Nacha, Queipo de Llano, hermana del anterior que caso con D. Antonio María Vázquez, marqués de Bosque Florido.

Al cura de San Juliano, Manuel Arias Flórez, que no se pedía una

A D. José María de Merás y Alfonso, también conocido como El Ciego Merás. Había quedado ciego a los dos años y fue un conocido poeta y dramaturgo, llegando a estrenar alguna de sus obras en Madrid

A Dª María Antonia Argüelles Uría, la Viuda MIramomntes, perejil de todas las salsas canguesas

A los señores de la Casa de Santulaya de Cueras y unos cuantos de vendimiadores de unos y otros dispuestos a complacer a los antes señalados en todo aquello para lo que fuese requeridos.

No me dirán que no hay alcurnia, títulos y prosapia en nuestro concejo. Y todo ello de la mano del Grupo de Teatro del Centro del Suroccidente y la Sociedad San Juan Bailón

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R. Mera