CANGAS DEL NARCEA.-El caso de la desaparición imágenes de Jarceley y Santarbás encontradas luego en un saco

Capilla de Santarbás

Verán amigos oyentes. Allá por estas fechas pero de 1.981, la comarca de Sierra estaba bastante aliterada por los continuos encontronazos, dimes y diretes, galgos o podencos, entre el concejal de la zona, Aurelio Menéndez, y el párroco Antonio Moretón. Los vecinos se alineaban a uno u otro lado según filias o fobias.

Y en medio de estas estábamos cuando se produce  la “extracción” de algunas imágenes de la ermita de Santarbás y la iglesia de Porley. La prensa regional se hace eco del ausento y comienzan los desmentidos y “aclaraciones” de una u otra parte. Así lo explicaba el párroco en la revista La Maniega disconforme por completo con las informaciones periodísticas:

El 10 de junio mientras el párroco asiste en Rañeces de Porley a la inauguración de una capilla dedicada a San Antonio, en la iglesia de Jarceley y ermita de Santarbás, “en acto vandálico y sacrílego, son forzadas la puertas, extraídas unas imágenes y candeleros viejos (todo ello de insignificante valor económico), colocados en tres sacos de los que se emplean para las patatas  y abandonados en el campos de la iglesia e Jarceley.

Apunta el párroco en determinada dirección al relacionar esto con un careo habido el día anterior en la Venta de Llamas en que “los vecinos ven el engaño al que han sido sometidos por Aurelio Valdés sobre los términos “Comisión de fiestas” y “Asociación de Vecinos” sobre cuyo control se basaba gran pate de la polémica aunque ello no fuese explícitamente así reconocido.

El día 13, el vecino del palacio de Jarceley, Francisco Iglesias, se dirige de madrugada al trabajo, ve los sacos pero no les da importancia. El 14, una señora de Jarceley que va al cementerio ve la puerta de la iglesia abierta, avisa otro vecino que paseaba en las cercanías, se percatan de la presencia de los sacos, los golpean y perciben que suena a metal. Llaman al del palacio abren un saco y ven candeleros e imágenes. Los llevan a la iglesia y cierran la puerta como pueden.

Iglesia de Jarceley

El 15 de junio, cuando el párroco se dirige a Oviedo, le informan de lo sucedido. La noticia aún no  se ha propagado entre los vecinos, Y dice el párroco en La Maniega. “En San Martín de Sierra,a pesar de que han trascurrido tres día lo ignoran todos”. Y malévolamente se pregunta ¿todos?

El 13 de junio, al día siguiente de los hechos, cuando nada aún se sabía, Aurelio Valdés se presenta en Oviedo, en el diario La Voz de Asturias, mostrando un escrito para que se lo publiquen. En él cuenta todo lo sucedido “con pelos y señales” y acusa como autores “al cura y al feudal”. Desde el periódico le remiten al corresponsal de  la zona (a la sazón quien ahora les habla). Antes de continuar habré de decirles que no recuerdo nada de aquellos momentos concretos, así que doy la palabra al párroco, quien al respecto escribe: “El corresponsal coge a Aurelio en barrios renuncios y contradicciones hasta tal punto que  llegó a decirle: ¿No habrá sido usted el autor y quiere ahora culpar a otros?”. Y continúa: “Nadie ha sido capaz de sacarle el nombre del tal `feudal´, “ni el mismo periodista” que, según el propio Aurelio, el tal feudal “es muy conocido de todos los vecinos, pero todos lo desconocen”.

Y para rematar se preguntaba Antonio Moretón, el párroco: ¿Quién dijo a Aurelio lo que sucedió en Jarceley y Santarbás si nadie lo sabía aún el día 13? ¿Por qué sabía que faltaba una sola imagen en Santarbás  si aún no se habían abierto los sacos y las llaves de ambas iglesias las tenía el párroco?

Y así quedó todo pues, al día de hoy, cuarenta y tres años después, el misterio de las imágenes sigue sin resolverse.

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R. Mera