La conexión del Suroccidente

El pasado miércoles, día 28 de febrero, Juan Neira publicaba en el diario La Nueva España un artículo con su opinión sobre “La conexión del Suroccidente”. Por su especial interés para las gentes de esta comarca lo reproducimos aquí

A las izdª, el consejero A. Calvo en una reunión

“La prolongación de la autovía Oviedo-La Espina hasta Ponferrada es un proyecto antiguo. El consejero de Fomento, Cooperación Local y Prevención de Incendios es un firme defensor de unir La Espina con Ponferrada, mientras las diputadas Cristina Vega (PP) y Carolina López (Vox) tienen dudas. El Principado reserva recursos presupuestarios para convertir la actual carretera en una vía alta capacidad. Calvo acusó a la Junta de Castilla y León de estar bloqueando («no estar apoyando») el proyecto de la autovía del suroccidente.

No sé si el mejor método de recabar apoyos sobre una infraestructura consiste en culpar de obstruccionismo al socio natural del proyecto. La autovía de La Espina a Ponferrada estuvo en la agenda de los gobiernos de Álvarez Areces. La primera década del siglo fue la etapa más fecunda en la construcción de infraestructuras. El político gijonés, que se las sabía todas, se refería a ella como vía verde. Lo hacía por dos razones: quitaba transcendencia a la obra, para que no le hicieran objeciones presupuestarias, y evitaba que desde el Gobierno central la miraran con recelo, porque meter una autovía por espacios protegidos es un riesgo. El objetivo del proyecto es, antes y ahora, abrir una comunicación con la meseta. Si el suroccidente no tiene una vía de paso se convierte en ‘fondo de saco’, expresión muy utilizada hace treinta años para definir la situación de Asturias dentro de España. También se hablaba de ‘periferia de la periferia’.

Aunque sea una forma vulgar de abordar la problemática de la autovía La Espina-Ponferrada, empezaría diciendo que en números redondos es una vía de 150 Km de longitud. Casi nada. Si a eso sumamos el hecho de que el tráfico entre los dos lados de la cordillera es muy escaso (sirva de orientación que hace diez años el tráfico de La Espina a Tineo y Cangas de Narcea era de algo más de 4.000 coches diarios), hay que concluir que se precisa mucha mano izquierda para encontrar apoyos institucionales. Hace dos años, el Gobierno central nos recordó que la autovía La Espina-Ponferrada no estaba en el Plan de Infraestructuras, Transporte y Vivienda (2012-2024). Adrián Barbón adoptó una estrategia inteligente al omitir el nombre de autovía y bautizar el proyecto como eje suprarregional Salas-Tineo-Cangas de Narcea-Ponferrada. Ahora falta la parte más difícil, que es la unión de los dos gobiernos regionales para pedirle al Ejecutivo de Sánchez que asuma la vía para integrarla en la Red de Carreteras del Estado”.

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R. Mera