La cigarra, la hormiga, la pandemia y las peticiones

La cigarra era feliz disfrutando del verano.: El sol brillaba, las flores desprendían su aroma…y la cigarra cantaba y cantaba. Mientras tanto su amiga y vecina, una pequeña hormiga, pasaba el día entero trabajando, recogiendo alimentos.

¿Les suena?. Seguro que a más de alguno le trae recuerdos escolares

– ¡Amiga hormiga! ¿No te cansas de tanto trabajar? Descansa un rato y cantemos algo, le decía la cigarra a la hormiga.

– Mejor harías en recoger provisiones para el invierno y dejarte de tanta holgazanería – le respondía la hormiga, mientras transportaba el grano, atareada.

Y ya saben como terminó. Llegaron las vacas flacas y la cigarra pedía ayuda a la hormiga señalando que ella tenía mucho. La hormiga le echó en cara su holgazanería y falta de previsión cuando todo iba bien y la cerró la puerta.

He recordado esta fábula de Esopo, en recreación de Samaniego, al ver como, con motivo de la crisis que nos ha traído la pandemia, se reclaman ayudas al gobierno y otros organismos desde muy diversos sectores, muchos de ellos con razón; otros no tanto por cuanto actuaron como la cigarra.

No voy a precisar exactamente quienes son, siempre en mi criterio, unos y otros. Ya saben, se sentirán ofendidos, incomprendidos y apuntados sin razón, y se desatarían las iras en el vomitorio de la Redes con aplausos de unos e insultos de los otros. Evitémoslo aceptando cautos esta nueva censura que las turbas tuiteras nos están imponiendo y que de seguir así van a dejar a Franco en pañales.

Deduzca pues el lector desde su cercanía y vecindad a los hechos, quiénes han sido hormigas y quiénes cigarras en las épocas buenas, cuando no esplendorosas, de este suroccidente, cuando el clik, clik, de las cajas registradoras no paraban ni de día ni de buena parte de la noche. Y al igual que entraba salía dirigiéndose a  concesionarios de coches de alta gama, a segundas viviendas, a vacaciones aquí y acullá, a unos y otros lujos, a comidas y comilonas con alarde de nuevos ricos, al reloj de oro para cada miembro de la familia….. Ponga usted nombre a sus cigarras, que seguro que conoce a más de una.

Esos son los que ahora llaman a la puerta de los demás requiriendo ayuda

Y póngaselo también a sus hormigas, que seguro que las tiene, y bastantes. A aquellos que ganaban y ahorrabas, e invertían, y se preparaban para si venían mal dadas. Ahora ha ocurrido y al menos pueden parar los primeros golpes.

Y si esta reflexión local o comarcal la extiende con los mismos parámetros a los niveles regionales o nacionales tendrá ante sí una realidad más de la actual situación.

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R. Mera

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