ENCLAUSTRADOS.- XXXIX. Paciencia y más paciencia

Martes 21.  Y otra vez nieblas y lloviznas, menos mal que no hace frío; pero llovizna y los pocos viandantes que pasan lo hacen con paraguas. El sol quiere dejarse ver, pero en estas primeras horas no lo logra. Así es muy difícil abstraerse de la realidad del pasillo y dejar volar la imaginación y que los pasos se vayan por caminos y sendas más o menos perdidos

Pero qué le vamos a hacer. Tómense ustedes, al igual que yo hago, las cosas con calma y de día en día; no vayan más allá en sus previsiones o deseos. Si no lo hacen, los citados días se le harán largos, incluso eternos. Y se alborotarán sus nervios y se sentarán y levantarán veinte veces cada hora. Bastante tenemos ya con las tensiones, preocupaciones, e ininteligibilidades, que nuestros dirigentes nos presentan día a día con sus ahora sí, ahora no; ahora suben los contagios, ahora bajan; ahora hay más muertos, ahora menos, luego mascarillas sí, antes no;  estamos todos de acuerdo, pero los catalanes deciden otra cosa; habrá subvenciones, pero no llegan, eso sí con matices, eso otro no, pero con sí….. y, encima de todo, los expertos

Ya he hablado de ellos, pero vuelven los dirigentes a insinuarnos una y otra vez que ellos no deciden, que son los expertos, que ellos pues bueno, hacen lo que les dicen. ¡Venga Ya!. Eso es lavarse las manos, aunque sea a la moderna. Las decisiones las toman los gobernantes tras oír a cuántos expertos quieran, pero las toman ellos, si no es que ni siquiera son gobernantes ni dignos de llamarse así.

Cuando nos explican la situación especialmente en los monólogos del fin de semana me suena aquello de la paisana que en sus cotilleos siempre señalaba “Ya según dicen, que yo no sé nada, Dios me libre,  pero fulanita esto y aquello  y los demás allá”, pero siempre con su  “ya según dicen” como forma de proclamarse totalmente inocente.

Me ha llamado Xuan desde su aldea y me cuenta como éstas están aumentando de población, “sobre todo de madres”, especifica. Tardo unos segundos en captar su tono socarrón de doble sentido. ¿De madres!, le pregunto mosqueado.

-Sí, sí. Es que no te enteras. De repente los paisanos de las villas han descubierto que tienen madre en el pueblo. O por lo menos eso es lo que cuentan cuando la autoridad les para para ver dónde van un día sí y otro también.

-A cuidar a mi madre, al pueblo, a cuida a mi madre, dicen al guardia

-Fíjate tú por donde estamos ganando población, aunque todo sean mujeres y mayores. Y suelta jocoso una gran risotada.

Bienvenido sea el buen humor en estos tiempos de tribulaciones presentes y miedos futuros. Y es que nos dicen que detrás de éste viene el virus de la economía y los despidos, y contra ese no hay encierro que valga.

Paciencia y feliz jornada

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R. Mera

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